Conferencia de Neville Goddard – Fecha: 14-07-1969
El tema de esta noche es la imaginación.
Usted lee en el capítulo 17 del libro de los Hechos, una historia de Pablo llegando a los atenienses, y llama a estos hombres, porque vio la inscripción una y otra vez. Él dijo: “Al pasar… vi [un altar con] esta inscripción: ‘A un dios desconocido’. Esto, pues, que adoráis como a un desconocido, [esto] os proclamo”. “Él no está lejos de cada uno de nosotros, porque en él vivimos, nos movemos y somos”. (Hechos 17:23, 27, 28)
El gran Blake lo dijo de otra manera. Esto es lo que dijo Blake:
“Todo lo que ves; aunque aparece afuera, está adentro, en tu Imaginación, de la cual este Mundo de Mortalidad no es más que una Sombra”. (“Jerusalén”)
Luego dijo: “Babel se burla…” Todos conocemos lo que representa Babel: la confusión de lenguas, que no haya dos creyentes en el mismo dios. Aún no hablan idiomas diferentes pero hablan una lengua y tienen conceptos diferentes del poder creativo del universo. Y entonces dijo:
Babel se burla diciendo: no hay Dios, ni Hijo de Dios. Tú, oh imaginación humana, oh cuerpo divino, eres todo un engaño, pero yo te conozco, oh Señor…
Compara a Dios y a su hijo con la imaginación humana. Para él y para el orador, la Imaginación Divina es idéntica a la palabra “Jesús”. Entonces, cuando pienso en Jesús, no veo un ser fuera de mi maravillosa imaginación humana. ¿No se nos dice en las Escrituras:
“Con Dios todo es posible”? (Mateo 19:26 y Marcos 10:27)
También se nos dice en las Escrituras:
“Al que cree todo le es posible”. (Marcos 9:23).
Eso es de las Escrituras. El poder de creer es Dios mismo.
Así que Dios en el hombre, es su propia maravillosa imaginación. Es difícil para el hombre adaptarse a esto, dado a que ha sido entrenado para buscar afuera algún dios al que adorar. Vamos a la iglesia y la mente se enfoca hacia afuera hacia algún dios, y pinta una palabra de alguien delante del cual debemos doblarnos y arrodillarnos y negarnos a nosotros mismos. Pero eso no es lo que las Escrituras enseñan realmente. Las Escrituras nos enseñan que, el poder que crea el universo entero no está fuera del hombre, sino que dentro del hombre, como su propia y maravillosa imaginación humana. Ése es el poder creativo del mundo. Todas las cosas existen en la Imaginación humana, así que si la palabra “Dios” te causa rechazo, trata de hacer el ajuste dentro tuyo, y comienza a creer que el Dios de la Cristiandad, el Señor Jesús de la Cristiandad, es tu propia Imaginación.
Si todas las cosas son posibles para Dios, y Dios es tu Imaginación, entonces debería ser posible para ti.
Ahora, yo hago la pregunta. Creo que lo he dicho de manera suficientemente simple, cómo puedes probarlo, cómo puedes entrar en un estado. Creo que lo he dicho para la satisfacción de la mayoría de la gente, que somos el poder operante. Escucharlo, recitarlo, perpetrarlo en la memoria, no es suficiente. Debemos aplicarlo, porque nosotros somos el poder operante.
Unos días antes de que cierre en Los Ángeles, me retiré temprano, quizás a las 9 y media, o 10 de la noche, y comulgué conmigo mismo. ¿A quién podría acudir? “Entonces”, me dije a mí mismo, “He dicho todo lo que he escuchado desde adentro mío, todo lo que he experimentado respecto a la Ley, lo he dicho. He dicho lo que he experimentado respecto a la Promesa. ¿Podría decirles algo más sobre la Ley que podría hacerlo un poco más simple? ¿Qué puedo decir que aún no haya dicho?”
Así que le pregunté a las profundidades de mi propio ser para que me lo muestren, que me muestre exactamente lo que podría decir que aún no haya dicho. Bueno, en las horas que uno se levanta a hacer pipí en la madrugada, un poco después de las 4 de la mañana, mientras estaba volviendo de las profundidades de mi propio ser, esto es lo que experimenté: Estaba en una nave espacial dirigiéndome hacia la luna. Ahora, todo está en la Imaginación de uno, porque el soñador es la Imaginación de uno. Eso es la causa de todo. Primero que nada, déjenme que les diga que todo en este mundo contiene dentro de sí mismo la capacidad de significado simbólico. Así que, la luna tiene dentro de sí la capacidad de significado simbólico. Yo me dirijo hacia la luna.
Ahora, ustedes escucharon la expresión una y otra vez: “Oh, él quiere llegar a la luna”. Podría ser una ambición basada en tu deseo social. Tú quieres trascender las limitaciones de tu mundo donde has nacido. O podría ser una ambición financiera, y amigos que te conocen dirán de ti: “Él quiere llegar a la luna”. O podría ser un tirano tratando de conquistar la tierra. Hemos tenido a Hitler, a Stalin, a Alejandro el Grande, y a Napoleón. Todos estos querían conquistar la tierra, querían llegar a la luna. Ahora estamos al borde de pisar la luna realmente, así que llegaremos a este objeto en el espacio.
Pero olviden esa parte. Yo estoy pidiendo por luz, para que pueda tirar un poco de luz sobre la Ley, cómo realizar mi objetivo en este mundo de una manera más simple de la que hasta ahora he logrado explicarla exitosamente, y esta es la visión: Estoy en esta nave y me dirijo hacia la luna. Hay otras personas conmigo en la nave. En vez de aterrizar en la luna, fui hacia adentro de la luna a través de un largo, largo túnel – un túnel más ancho que la profundidad de esta habitación. El objeto está muerto, tan muerto como pueda estarlo.
Le digo a alguien en la nave: “¿Me puedo bajar?”, y él dijo: “Por supuesto”. Me bajé en este cuerpo muerto en el espacio, la luna. Había pequeños objetos a la venta, objetos hechos en la tierra y puestos en la luna para vender a los turistas. Eran baratos, baratos sin medida, hechos de arcilla: pequeñas tazas, pequeños platillos, pequeños platos, pequeños ornamentos, pero ¡lo más barato de lo barato! No podrías conceder nada más barato en apariencia y calidad.
Y allí estaban, hechos en la tierra para vender en la luna, así como una feria en un carnaval. Los levanté, los examiné, y pensé: “Aquí, a un cuarto de millones de millas lejos, el hombre hizo estas cosas, las puso en la luna para vender a turistas”. ¿Cuál era el significado de esta visión? Todas las ambiciones del hombre son como la arcilla. Todas se convertirán en polvo.
Un hombre murió aquí el otro día en Texas. El comenzó como un niño pobre y dejó una herencia de quinientos millones de dólares, pero dejó la herencia. Él alcanzó la agradable y madura edad de setenta y cinco, pero cada centavo lo dejó atrás. Y aquellos que ahora tienen billones, dejarán cada centavo detrás de ellos, tal como si fueran hechos de polvo.
Aun así, yo me hice la pregunta a mí mismo y las profundidades de mi propio ser me respondieron: así que ¿Cuál es el significado del sueño? Dile al hombre que, no es que él no pueda tener todo lo que desea, ciertamente él debería tenerlo; será perdido de todas maneras, pero él lo puede obtener. Así que, ¿Qué otro punto me hizo tomar conciencia?
Éste es el punto: en vez de aterrizar en la luna, fui adentro de la luna.
Blake hace esta declaración: “Si el espectador puede entrar en las imágenes en su Imaginación, dirigirse a ellas en su carroza de fuego de su pensamiento contemplativo, si él puede hacerse amigo y compañero de cualquiera de estas imágenes en su imaginación”; bueno, él enfatiza: “entrar en la imagen”, no contemplarla como algo afuera de él.
Yo ahora contemplo la Ciudad de Nueva York. La estoy viendo desde San Francisco. Si mi deseo esta noche es estar en la Ciudad de Nueva York, digo que no tengo el tiempo, o quizás que no me da el presupuesto por mi falta de fondos, o ¿quizás mis compromisos me atan aquí? No sé, aun así, mi deseo es estar en la Ciudad de Nueva York.
Yo debo, si quisiera realizarlo a pesar de las limitaciones que ahora me rodean (dinero, falta de tiempo, obligaciones, llámalo como quieras), aun así quisiera estar en la Ciudad de Nueva York. Yo debo entrar en la imagen que ahora es algo en la superficie de mi mente “allá afuera”, a 3000 millas de distancia. Estando parado aquí, debo dejar afuera la creencia de que estoy en San Francisco.
Conociendo bastante bien a la Ciudad de Nueva York, yo asumiría que estoy parado en la parte más conocida de Nueva York y dejaría que me rodee. Debo estar ahí adentro, y luego pensar en San Francisco. Ahora debo ver a San Francisco a 3000 millas al oeste de donde estoy, como ahora veo a Nueva York a 3000 millas al este de donde estoy. Si voy a ese estado y permanezco en él y lo hago natural, aunque permanezca ahí por un pequeño tiempo, un minuto o algo así, luego abro mis ojos, “estoy en estado de shock” al encontrar que todavía estoy aquí. Volví a aquí. Lo he hecho. He entrado en el estado de mi deseo, y me movilizaré a través de un puente de incidentes, una serie de eventos que me llevarán y obligarán a hacer un viaje a la Ciudad de Nueva York.
Ahora, esto lo he usado solo como un ejemplo espacial. Tú lo puedes tomar en el sentido financiero, en el mundo social; tómalo de cualquier manera. Eso es lo que vino a mí unos días antes de que cerrara. Si pudiera encontrar algo más simple para decirles de lo que ya creo que les he dicho, sería lo siguiente:
Entrar al estado, y no simplemente pensar en el estado.
Pensar desde él, difiere de pensar en él. Yo debo aprender a pensar desde él.
Un hombre que se encuentra con un millón de dólares esta noche, desde ese momento ese hombre se ha hecho consciente de que tiene un millón, cuando previamente a eso, no tenía nada. Él está pensando desde la conciencia de tener un millón de dólares. Él no está pensando en eso; él está caminando con la conciencia de tener un millón de dólares. Él no está esperando por ello; deseándolo, él está realmente dentro de él. Eso es lo que la visión me reveló.
Aunque al final de mi viaje dejaré mis cosas atrás y serán como si fueran hechas de arcilla – todas hechas de manera barata, y el hombre, al no saber esto, de hecho ¿Cuántos lo saben o les interesa saberlo? Aún desean realizar sus sueños terrenales, y estoy totalmente de acuerdo; yo lo enseño. Pero no puedo cambiar la Promesa. La Promesa está fija. Eso es algo que vendrá a todo ser en este mundo, porque ha sido predeterminado. Pero cuando estamos aquí en este mundo del César, puedo amortiguar los golpes, los inevitables golpes, al aprender la técnica de la Ley y cómo aplicarla, cómo usarla.
Ahora, la frase que mencioné antes, Blake dijo en esta frase de “Jerusalem”: “Aunque no te pueda contemplar…” Bueno, esto es perfectamente cierto; yo no observo a la Imaginación como observo a los objetos. La Imaginación es la realidad que nosotros nombramos a este poder llamado Dios. Así que yo no observo a la Imaginación; yo observo a los objetos, pero no observo el poder en ellos. Ese es el secreto más grande del mundo.
El secreto de Imaginar es el secreto de Dios. Todos aquellos que lo encuentren, encuentran el poder supremo, la suprema sabiduría, el supremo deleite. Todos deberían aspirar a este secreto y tratar de desenvolverlo, porque lo que sea que descubras sobre tu propia maravillosa Imaginación humana, estás descubriendo de Dios, porque tu Imaginación y Dios son una y la misma cosa. No hay otro Dios. Tú te imaginaste a ti mismo en este mundo, y tú te imaginarás afuera de él.
Tú has venido al mundo por un propósito, y cuando el propósito se cumpla tú te desapegarás de él y volverás al ser que eras previamente a tu descenso a este mundo. “El hombre es todo Imaginación y Dios es hombre, y Existe en nosotros y nosotros en Él. El Cuerpo Eterno del Hombre es la Imaginación y eso es Dios Mismo.” (Blake)
Ahora, no estoy diciendo que esto sea lo más fácil del mundo que puedas aceptar. Les parecerá blasfemia a aquellos que nunca antes lo hayan escuchado. Lo tomarán como un shock, un shock terrible, cuando el hombre que está entrenado a creer en un Dios externo ante el que se agacha, al que le ora, descubra que Él no está afuera para nada.
Como se nos dice en las Escrituras: “¿Acaso no sabéis que vosotros sois el templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Corintios 3:16). Bueno si Dios es espíritu, y su espíritu mora en ti, tú no puedes dividirlo en dos diferentes tipos de espíritu. Dios es espíritu y su espíritu mora en mí. Ahora, si su espíritu mora en mí, yo trato de descubrir qué es ese espíritu en mí que yo pueda llamar por otro nombre que sea más íntimo. Bueno, lo encontré y el espíritu de Dios, que es Dios mismo en mí, es mi Imaginación. Y si todas las cosas son posibles para Dios y si puedo creer que son posibles para mí, bueno entonces depende completamente de mí descubrir cómo creerlo.
Yo imagino, y tú también. No podemos imaginar diferentemente. Toda diferencia yace en el contenido.
Entonces, mi respuesta a la eterna pregunta: ¿Quién soy yo? Determinará las circunstancias de mi vida. ¿Quién soy yo? ¿Soy aquel pequeño que nació en una pequeña desconocida isla sin trasfondo social, intelectual ni financiero? ¿Debo aceptar las limitaciones de nacimiento? Bueno, la mayoría de la gente las acepta. Pero, ¿he leído las Escrituras? ¿He leído las palabras de que soy el templo del Dios viviente, y que el espíritu de ese Dios mora en mí y que todas las cosas son posibles para ese Dios? Bueno, yo no debería dejar que nada interfiera con mi descubrimiento de ese espíritu en mí que es llamado el “Espíritu de Dios”, porque si todas las cosas son posibles para él y él mora en mí, debo hacer todo esfuerzo posible para localizarlo.
Bueno, yo lo he localizado, y él es mi Imaginación y yo no difiero de ninguna otra persona nacida de mujer. La Imaginación en todos y cada uno es Dios. Pero si fueron entrenados para creer en sus pequeños seres y mi propia pequeña Imaginación, la gente dirá: “Oh eso es tan solo su imaginación”.
Vamos a ir a la luna. Un hombre lo imaginó hace cien años, Julio Verne. Hasta imaginó la nación que lo haría. Él dijo que los Yankees sabelotodo, sus ingenieros, encontrarían los medios para ir allá primero. Él escribió eso hace 100 años, y no importa cuánto lo intenten otros, nosotros llegaremos allí primero. Estamos al límite de lograrlo, pero él tuvo que imaginarlo primero.
Lo que ahora es cierto, alguna vez fue imaginado primero. Estamos en una habitación. Parece tan real. Bueno, esto fue alguna vez imaginado. Ustedes están usando vestidos, están usando todo tipo de cosas, pero tuvieron que ser imaginadas primero. Tú vas a un sastre, o tu modista, y eliges el material que te gusta. Es tan solo un pedazo de tela simple. Luego le dices a tu modista, o yo le digo a mi sastre qué clase de traje quiero. Así que lo dejo que con su conocimiento, que tome mi visión del tipo de traje que yo quiero. Habiendo elegido el material, él lo ejecuta. Ahora, ¿Qué ha sido probado entonces cuando me pongo lo que primero ha sido solo imaginado?
Un hombre imagina un deseo, por ejemplo, de riqueza. Cuando él se hace rico, él puede olvidar los medios por los cuales se hizo rico y pensar que todas las fuerzas externas que fueron usadas para que sucediera son la causa. Éstas tuvieron que jugar el papel que jugaron porque él imaginó lo que él imaginó.
Así que, yo no difiero de ti en el acto de imaginar, ni de ningún otro ser en el mundo. La única diferencia debe yacer en el contenido de mi imaginación. ¿Qué es lo que estoy imaginando? ¿Si yo imagino algo pequeño y siento lástima por mí mismo? Está bien, la vida me probará que tengo todas las razones en el mundo para sentir lástima por mí mismo, porque los golpes vendrán a mí. Y yo iré hacia el que me dio los golpes y lo culparé o los culparé, cuando la culpa (si es que la hay) está en mí mismo; porque si yo no hubiera imaginado lo que he imaginado, yo no podría encontrarme con las condiciones con las que me he encontrado. Esta es la Ley de las Escrituras.
Se nos dice: No os engañéis a vosotros mismos. “No seáis engañados, Dios no es burlado”. Dios es tu imaginación; él no es burlado. “Así como el hombre siembra, así cosechará” (Gálatas 6: 7). Bueno, ¿Qué estoy sembrando? Estoy sembrando todo lo que estoy imaginando. Eso es lo que estoy sembrando, porque la única cosa que puedo “sembrar” es lo que imagino. Así que, ¿cambiaré ahora de un dios externo a un Dios interno y encontrarlo dentro de mí, como mi propia maravillosa imaginación humana?
Deja que Babel despotrique y diga que no hay Dios. Deja que Babel diga que no hay Hijo de Dios. Luego viene esa declaración maravillosa del profeta: “Tu, Oh, Imaginación Humana, Cuerpo Divino llamado mi Imaginación Humana, el Cuerpo del Señor Jesucristo, enterrado en mi”.
Y si él no estuviera enterrado en mí, yo no podría ni respirar, ni podría pensar. Pero un día él resucitará en mí y cuando resucita en mí, yo soy. Yo soy él ahora, pero no lo sé. Cuando él resucite en mí, lo sabré entonces, porque yo resucito, no resucita “él”. Él se convirtió en mí a punto tal que no somos dos; somos uno.
Entonces, él nos sufre.
Yo digo: “yo tengo dolor”. Bueno, su nombre es “Yo Soy”. Esa es mi imaginación.
Yo no digo: “Mi cuerpo está llorando”, yo digo: “Yo estoy llorando”.
Yo no digo: “Mi cuerpo está cansado”, yo digo: “yo estoy cansado”.
Entonces, ¿no tiene razón Blake cuando dice: “Tú sufres conmigo”? Aunque yo no pueda contemplar… yo no puedo verte como algo externo. No puedo en la eternidad verme a mí mismo como algo externo. Debo verlo sólo como un reflejo, y el mundo devotamente refleja lo que yo estoy haciendo conmigo mismo. El día vendrá en que yo me pueda ver a mí mismo, pero no como algo externo fuera de mí. Me conoceré a mí mismo sólo por la razón del hijo que se para delante de mí y me llama “Padre”.
Luego, estaré mirando directo a la cara del Hijo de Dios, y él me llamará “Padre”. Entonces, y sólo entonces, sabré quien Soy Yo.
Todos tendrán esta experiencia. Un día tú verás realmente al Hijo de Dios, y esta relación es algo tan interno y tan profundo que no habrá incertidumbre alguna en ti cuando seas confrontado. Él se para delante de ti, y tú lo ves y tú sabes que él es tu hijo y él sabe que tú eres su padre y no hay incertidumbre alguna. Solo entonces tú sabrás quién eres, que eres Dios Padre.
Todos algún día tendrán esa experiencia, todos. Estoy hablando por experiencia. No estoy teorizando. No estoy especulando, pero hasta que ese día venga, descubramos a Dios dentro de nosotros mismos como nuestra propia maravillosa Imaginación humana y luego pongámosla a prueba. “Porque todas las cosas son posibles para Dios; y todas las cosas son posibles para aquel que cree” (Marcos 9:23).
Bueno, puedo creer, pero ¿fui yo el que hizo que todas las cosas sucedan? Solo puede ser por mi incredulidad si esa declaración es cierta. Entonces, ¿Cómo puedo creer, cuando la razón lo niega, cuando mis sentidos lo niegan?
Por lo tanto, la razón no puede ser el Dios del que yo hablo, porque la razón lo negará. La duda no puede ser el Dios del que yo hablo porque la duda es llamada en las Escrituras el diablo, “el demonio” y él encuentra descanso solo en la Imaginación humana, la Imaginación que lo mantendrá entretenido, allí es donde él está.
Si yo no dejo lugar en mi Imaginación para la duda, entonces ya estoy en el camino del arte de creer. ¿Cómo creer cuando la razón lo niega? Bueno, entrar en la imagen es la cosa más fascinante en el mundo. Tú lo puedes probar esta noche cuando vayamos al silencio. Pruébalo de la manera más simple: poniéndote en cualquier otro lugar al hacer “el otro lugar”, aquí mismo, haciendo él “allí” aquí mismo, y hacer del “luego”, ahora mismo. Y lo puedes hacer. No es difícil si lo intentas.
Déjame repetirlo: Somos el poder operante. Saberlo, es una cosa; y hacerlo es otra; y en el minuto que lo intentes, lo puedes hacer.
Bueno, entonces espera. En el momento en que lo haces, y luego abres tus ojos, en un parpadear de ojos, te encuentras de nuevo aquí, y te dirás a ti mismo: “No hice nada; tan solo hice una simple cosita en mi Imaginación. ¿Cómo demonios podría eso producir un resultado cuando tan solo asumí que lo he hecho? Bueno, espera y ve si una pequeña cadena de acontecimientos no aparece rápidamente, persuadiéndote a caminar a través de esa cadena de acontecimientos hacia el cumplimiento de lo que tú has hecho. Funciona de esa manera, y luego de que lo hayas comprobado, el mundo entero podrá levantarse en contra tuyo y no habrá diferencia para ti, tú ya lo has hecho. Luego de que lo hayas hecho, lo seguirás haciendo y te irás arraigando en quién es Dios realmente, y caminarás con tu cabeza en alto, caminarás como aquel en quien Dios mora.
No hay lugar más sagrado en el mundo, que donde tú estás. Porque donde sea que estés, Dios está allí. No hay iglesia construida con manos humanas comparable al templo de Dios y “vosotros sois el templo del Dios Viviente y el Espíritu de Dios mora en vosotros” (1 Corintios 3:16). ¿Qué templo en este mundo hecho con manos humanas podría compararse con este templo que ninguna mano ha podido hacer? Viene al mundo y es el templo del Dios Viviente.
Pero digo otra vez, si esta es la primera vez que has escuchado un pensamiento de esta naturaleza, si esta es la primera vez que has sido expuesto a este pensamiento, no te voy a decir que no es un shock y que no es difícil de aceptar. No es difícil de entender, pero es difícil de aceptar luego del entrenamiento que la mayoría de nosotros hemos tenido. Yo sé que yo lo tuve. Yo fui criado en un maravilloso hogar cristiano ortodoxo, donde teníamos la escuela dominical no solo una vez a la semana sino que dos veces, se oraba por la comida en la mesa; mi madre leyéndonos las Escrituras, interpretándolas basadas en su propio concepto, que era un concepto secular.
Para ella la Biblia era historia secular, eran cosas que realmente habían pasado en su mundo. Ella no se daba cuenta de que tanto ella como el mundo entero, estaban confundiendo personificación por personas, y el vehículo que transmitía las instrucciones por las instrucciones mismas, y la perspectiva general por el sentido final pretendido. Pero mi madre había sido criada de esa manera y ella se fue de este mundo con esa creencia.
Así que cuando fui expuesto a esto, a los 20 o 22 años, debo confesar que no podía dormir. Era tan completamente diferente que me dejó perplejo. Me pregunté si me había equivocado al ir a visitar a este amigo. Me pregunté, ¿Qué demonios había hecho? Sentía que era un pecador por siquiera entretener ese pensamiento. Tuve que pelear conmigo mismo y finalmente, cuando lo puse a prueba y se comprobó en el acto, entonces ahí supe que lo había encontrado.
Pero no puedes encontrarlo y no compartirlo con otros, como dicen las Escrituras: “Entonces Felipe lo encontró a él, y entonces fue y lo compartió con Nataniel. Andrés lo encontró y fue y lo compartió con su hermano Pedro. Pedro no lo encontró: su hermano lo encontró y luego lo compartió. (Ver Juan 1: 40 al 46). Así ven, lo encontramos y lo compartimos. Yo lo encontré a él. Todo lo que puedo hacer es compartirlo, con la esperanza de que lo aceptes.
Solo sé que: si tú crees al punto de aceptarlo, la vida será maravillosa para ti, perfectamente maravillosa porque este es el único secreto en el mundo que todos deberían esmerarse por resolverlo, porque Dios es ese puro imaginar en nosotros mismos. Él es la base de todas nuestras facultades incluyendo nuestra percepción, pero él se transmite hacia nuestra mente superficial meramente disfrazado en la forma de fantasía productiva.
Yo me siento aquí, y tengo un sueño despierto. Bueno, eso es Dios en acción, pero luego alguien lo interrumpe, y yo me olvido. Yo no lo llegué a ocupar; simplemente tuve un sueño despierto, pero sin ocuparlo. Esa es una de las falacias más grandes del mundo, “construcción perpetua”. Es un sueño despierto, la ocupación fue aplazada.
Yo no lo ocupo, no fui adentro y lo poseí, ni lo hice mío. Si yo, en mi Imaginación, puedo ir directo adentro, y poseerlo, y hacerlo mío… Si yo, en mi Imaginación, voy directo adentro y lo poseo y me visto a mí mismo con el sentimiento del deseo cumplido; realmente vestirme a mí mismo al asumir que ya está hecho ahora, hasta que yo me sienta natural en esa asunción, y esa asunción aunque en el momento sea negada por mis sentidos, si persisto en ella, se materializará en hechos. Así que este es nuestro gran secreto respecto a imaginar.
Si tú lo dudas esta noche, solo te voy a pedir que no lo niegues al punto en que ni siquiera lo probarás, sino que lo dejes en suspenso y lo pruebes ahora. Tan solo pruébalo, aun si quieres refutarlo. Te digo, que no podrás refutarlo. Tú, con la intención de refutarlo, lo comprobarás. Y luego, de a poco, lo aceptarás completamente y luego caminarás en la compañía de Dios.
No tendrás que esperar al domingo a la mañana para encontrarlo en una iglesia o en ningún horario del día. No importa dónde estés; tú podrías estar en un bar disfrutando un trago, divirtiéndote en un baile y tú estarás en compañía de Dios. No importará dónde te encuentres una vez que conozcas a Dios, y Dios es tu propia maravillosa Imaginación humana; y te harás extremadamente discriminador porque tú sabrás que, no puedes entretener ideas con completa aceptación de ellas, y no cosecharlas en tu mundo.
Y, ¿Quién quiere cosechar lágrimas para siempre? Así que te haces más discriminador todavía. No pienses ni por un segundo que vivirás una vida floja. Te convertirás una persona mucho más maravillosa en el mundo. Si escuchas algún chisme, no te va a interesar.