Conferencia de Neville Goddard – Fecha: 22-01-1968
Cuando escuchan la palabra “evangelio” usualmente piensan en Mateo, Marcos, Lucas y Juan, pero esta noche quiero presentarles el evangelio que se encuentra en las cartas de Pablo.
Escuchen atentamente estas palabras: “Estoy asombrado de que tan pronto lo estén abandonando a él, quien los llamó en la gracia de Cristo, y se estén cambiando a un evangelio diferente. No es que haya otro evangelio, sino que hay algunos que los perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Pero aunque nosotros, o cualquier otro que lo escuche, predicara un evangelio contradictorio al que les predicamos, sea maldito”. Luego repite este dicho: “Lo he dicho antes y ahora lo vuelvo a decir. Si alguien enseña un evangelio contrario al evangelio que predicamos, sea maldito”. Notarán que Pablo se incluye a sí mismo en esa declaración, porque es posible que bajo la amenaza de muerte, dolor o tortura un hombre confiese que estaba equivocado. (Las iglesias obligaron a Galileo a confesar, bajo la amenaza de Caín, que la Tierra estaba estacionaria y no se movía alrededor del Sol, aunque hoy sabemos que Galileo tenía razón).
Las iglesias todavía enseñan a un Cristo que nunca existió, pero Pablo enseñó lo que había recibido por revelación, diciendo: “Pablo, apóstol, no de parte de hombres ni por medio de hombre, sino por revelación de Jesucristo y de Dios Padre, que lo resucitó de entre los muertos. Quiero que sepáis que este evangelio que predico no es el evangelio del hombre. No lo recibí de un hombre, ni me lo enseñaron, sino que vino por revelación de Jesucristo”. Luego nos dice quién es Jesucristo, diciendo: “De ahora en adelante, no considero a nadie desde un punto de vista humano; aunque una vez consideré a Cristo desde un punto de vista humano, ya no lo considero así”.
Ahora, las palabras “Cristo” y “Mesías” son lo mismo en las escrituras. Confesando “Soy hijo de Abraham de la tribu de Benjamín”, Pablo era un maestro en la ley de Israel. Buscando a algún descendiente físico de Jehová que viniera como mesías y destruyera a los enemigos de Israel, el misterio se desplegó en él, y dijo: “Quiero que sepáis cuánto lucho por vosotros para que tengáis una comprensión y un conocimiento seguros del misterio de Dios de Cristo en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento”.
Para Pablo, la sabiduría, el poder y el conocimiento de Dios que de repente estalló en él era Cristo, porque cuando llegaron las visiones, comprendió quién era realmente el mesías. Pablo se dio cuenta de que Dios, llamado “la Palabra”, estaba enterrado en el hombre y tenía tres etapas en su historia: su plantación, su muerte y su resurrección. Primero se siembra la Palabra (o se imparte). Al entrar en el mundo de la muerte, se olvida en la lucha por la comida y la ropa, el alquiler y los impuestos. Luego, la Palabra se escucha con entendimiento, se aviva, y al estallar, todas las promesas de Dios a Abraham se despliegan desde el interior del individuo. Cuando estalle en ti, ya no buscarás a un Cristo físico, ¡porque conocerás a Cristo como la sabiduría y el poder de Dios en ti! Como Pablo, dirás entonces: “Ya no considero a nadie desde el punto de vista humano. Aunque una vez consideré a Cristo desde un punto de vista humano, ya no lo considero así”. Sabiendo que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ¡descubres quién sí puede!
Pablo, dirigiéndose a los tesalonicenses, dijo: “Cuando recibisteis la Palabra de Dios que os predicamos, la aceptasteis no como palabra de hombres, sino como lo que realmente es, la Palabra de Dios que obra en vosotros, los creyentes”. En esta declaración, Pablo se dirige a aquellos que escuchan la historia eterna de Dios y la creen. Son ellos los que, cuando el mundo llama muertos a sus seres queridos, persisten en creer que no están muertos sino vivos, y que Dios cumplirá su promesa en ellos. Creen, no en las palabras de los hombres, sino en la Palabra de Dios enterrada en su interior.
Ahora, aquí hay una historia que recibí el viernes por la noche. Esto ilustrará cómo sabrás cuándo la Palabra se aviva en ti. Esta dama se encontró, en un sueño, en una gran multitud, sentada en una colina cubierta de hierba. Un hombre estaba de pie en una pequeña plataforma elevada hablando por un micrófono. En sus manos tenía una Biblia abierta. Entonces, un caballero se puso de pie y dijo: “Desafío a cualquiera a que refute mi conocimiento de la Biblia”. (Esta dama, acorde con el carácter que realmente es —y ciertamente no es tibia en nada de lo que hace— se levantó y citando el capítulo 22 del Libro de Mateo, los versículos 42, 43 y 45 (omitió el versículo 44 que es una cita del Salmo 110) dijo: “¡Pregunta, por favor! ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Respondieron: ‘El hijo de David’. Entonces les dijo: ‘¿Por qué entonces David en el Espíritu lo llamó Señor? Si David así lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo de David?’” Completando la cita, continuó explicando a la multitud la relación entre Cristo y David, diciendo: “Cristo es el Padre y David el Hijo en cumplimiento de las escrituras”. Luego, en el silencio sepulcral que siguió a la declaración, se despertó. La Palabra se ha avivado tanto en ella que es solo cuestión de momentos antes de que estalle y la historia de Jesucristo sea su historia.
Ningún individuo llamado Jesucristo fue nunca crucificado en una cruz de madera. Cuando Pablo dijo: “He sido crucificado con Cristo” él estaba hablando del Cristo Cósmico que es crucificado en la humanidad para que la humanidad pueda convertirse en un alma viviente. Es la sabiduría de Dios y el poder de Dios lo que es crucificado, muerto y está enterrado en ti. Y es ese mismo poder y sabiduría que despierta para revelarte como el poder y la sabiduría de Dios.
En el estado de Pablo tú, también, dirás: “He sido crucificado con Cristo; no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí y la vida que ahora vivo en la carne, yo la vivo por la fe del Hijo de Dios que me amó y se dio a mí.” Tú puedes pensar que una persona está hablando, pero es Dios mismo, que tanto te amaba que te dio su poder y sabiduría llamados Cristo, para que con el tiempo tú despertaras a la conciencia de que tú eres Dios.
En la carta de Pablo a los Gálatas, él hace esta pregunta: “¡Oh Gálatas insensatos! ¿Quién os ha fascinado, ante cuyos ojos Jesucristo fue presentado públicamente como crucificado? Dejadme preguntaros sólo esto: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado con el Espíritu, vais a terminar ahora con la carne?” Ahora yo voy a preguntarte: ¿Vas a pensar en un hombre físico llamado Jesucristo? ¿Un salvador externo que vendrá sobre los lomos de los descendientes de David? ¿O vas a pensar en el Cristo-Espíritu que está enterrado en ti, cuando yo hable del Cristo? ¿Aceptarás la idea de que el Espíritu de Cristo está crucificado en ti y enterrado en ti? ¿Que resucitará en ti como tú? ¿O vas a seguir viendo un ser físico llamado Cristo como el poder y la sabiduría de Dios?
Pablo confiesa: “No recibí esto de los hombres, ni me fue enseñado por el hombre. ¡Vino por una revelación de Jesucristo, que es Dios en el acto de auto-revelación!” Luego, él continúa: “Cuando le fue de buen grado a Dios revelar a su Hijo en mí, yo no consulté con la carne y la sangre.” ¿Cómo podrías tú pedirle a otro que te explicara una revelación que vino de dentro de ti? Ellos podrían decirte todo tipo de cosas sobre el exterior, pero no podrían decirte ni una cosa sobre este gran misterio hasta que se hubiera desplegado en ellos. En el capítulo 2 de Colosenses Pablo dice: “Quiero que tengáis la comprensión y el conocimiento seguros del misterio de Dios de Cristo.” Te dice que Cristo es un misterio, ya que todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento de Dios están escondidos en Él.
Cristo nunca fue un simple hombre que caminó sobre la tierra. El Cristo-Espíritu, el poder y la sabiduría mismos de Dios, está crucificado y enterrado en ti, y un día ese poder se levantará en ti y tú sabrás que eres Él. “Que cualquiera que enseñe otro evangelio sea maldito”. Pues bien, el mundo entero enseña otro evangelio. Ellos te dicen que un simple hombre nació físicamente del vientre de una mujer que fue fecundada espiritualmente, ¡y esa no es la historia en absoluto! ¡Todo el mundo dará a luz a Cristo! ¡Esto será una señal en ti cuando sostengas a ese bebé entre tus propios brazos, pues en ese momento tú sostendrás la señal de tu nacimiento a la vida misma!
Permíteme compartir contigo una visión de George Russell (conocido por todos nosotros como AE) de su libro, La Lámpara de la Visión, que él comienza con una cita de Proverbios y de Job, diciendo: “El Espíritu del hombre es esa lámpara del Señor, y cuando su lámpara brilla sobre mi cabeza, por su luz yo camino a través de la oscuridad.” Su visión comienza: “Dónde ví esto no lo diré. Había una sala más vasta que cualquier catedral, con pilares que parecían hechos de ópalo vivo y tembloroso. Arriba entre los pilares habían tronos sobre los que se sentaban Reyes Divinos, todos con crestas de fuego. Uno llevaba la cresta de la serpiente, otra emplumada con plumas de fuego. Al final de la sala se sentaba uno que era más grande que el resto que irradiaba luz como el sol. Abajo en el suelo yacía una figura oscura, y dos de los Reyes Divinos hicieron movimientos con sus manos por encima de ella sobre la cabeza y el cuerpo. Cuando sus manos se agitaron, chispas de fuego como joyas destellantes estallaron. Luego de este cuerpo surgió un ser tan grande, tan glorioso y majestuoso como los que estaban sentados en los tronos. Cuando él despertó a la sala y se hizo consciente de sus hermanos, alzó las manos saludando, y las altas figuras doradas saltaron de sus tronos, levantaron sus manos saludando, y rápidamente se desvanecieron en la luz donde estaba sentado el más grande.” AE había escuchado sobre un dios que estaba despertando de su paso por la oscuridad a la luz.
Ahora, así hechizado en este mundo, tú has olvidado esa gran sala en la que te acostaste a soñar este mundo en existencia; pero un día tú también despertarás, y tus hermanos, todos reyes investidos, estarán allí para recibirte. Uno por uno, todos despertarán de esa misma forma para ser incorporados en ese único cuerpo que estaba al final, esperando el regreso de todos.
Tú y yo acordamos soñar conjuntamente y este mundo es nuestro sueño. Es un mundo de oscuridad, un mundo que es una pesadilla, pero al final tú también regresarás enriquecido por el sueño. Despertarás para encontrarte glorificado por él, glorioso y majestuoso debido a tu experiencia en este mundo de oscuridad, este mundo de muerte.
Ahora, otra señora me dio una carta el viernes, diciendo: “La cosa más extraña me ha estado sucediendo. He estado teniendo visión doble. Mientras estaba en mi sala de estar haciendo las tareas normales de ama de casa yo veía una carretera ahí, bañada en luz viva, con una luz de mayor intensidad en su final. Durante todo el día los dos mundos convergían para permanecer conmigo, sin embargo un mundo no parecía molestar al otro.
La primera noche de la visión doble, cuando me fui a dormir vi a un ser alto vestido de blanco. Él era tan magnífico que sentí que yo debía estar a sus pies, sin embargo yo sabía que yo estaba en mi cama. De pie erguido con los brazos levantados por encima de su cabeza, veo que está sosteniendo una lámpara que ilumina todo a su alrededor. Después estoy mirando a través de sus ojos y viendo a mi marido durmiendo en la cama. De repente me di cuenta de que yo era el ser teniendo la experiencia y el que la estaba transmitiendo.” Luego ella hizo esta pregunta: “¿Podría ser yo este glorioso ser que vi?”
Yo puedo decirle a ella: Eres infinitamente más grande de lo que te piensas, pues tú eres el ser mirando a través del ojo y el que está tendido en la cama llamado tu marido, ¡ya que tú eres la causa invisible de todo! Estás despierta, realmente en casa, y es sólo cuestión de momentos que estés completamente despierta de este sueño de la vida. Oh, vas a tener muchas experiencias fantásticas, que pueden asustar a tus amigos y molestar a tus familiares, pero no puedes evitarlo, porque has llegado.
Ahora, Pablo escribió su Evangelio a los Gálatas antes del año 52 D.C. Todas sus cartas fueron escritas antes de que los cuatro evangelios llegaran a existir. Marcos, el evangelio más antiguo, fue escrito en el año 70 D.C., y Juan, el último, fue escrito en el 90 D.C. Lee el Libro de Juan y verás que está sacado en gran medida de la historia de Pablo. Todas las promesas de Dios despertaron en Pablo. Al contar la historia a medida que se desplegaba en él, dijo: “Cualquiera que cuente otro evangelio, sea maldito.” Cualquier otro evangelio destruye la verdad y mantiene a los hombres como esclavos. Incluso hoy, después de 2.000 años, los hombres continúan descarriados por enseñárseles la historicidad de Cristo, pues es un misterio.
Cuando Pablo leyó el Antiguo Testamento sin su revelación, él creía que Abraham fue un ser de carne y hueso. En el Libro de Gálatas él cuenta la historia de Abraham y sus dos esposas: Agar, que da a luz hijos en esclavitud, y Sara, que da a luz hijos en libertad. Luego él dice: “Esta es una alegoría.” Ahora, una alegoría es una historia que se cuenta como si fuera cierta, dejando al que la oye descubrir su carácter ficticio y extraer su significado. Si la historia de Abraham como se expone en el capítulo 4 de Gálatas es una alegoría, y el Nuevo Testamento comienza: “Esta es la genealogía de Jesucristo, el hijo de David, el hijo de Abraham”, ¿no es la historia de Jesucristo una alegoría, escrita para que nosotros aprendamos su mensaje? Esto no quiere decir que la historia sea una mentira, pero debido a que el hombre no puede captar el misterio de Dios, es contada en forma de cuento. Desafortunadamente, el hombre ha aceptado la historia en lugar de su mensaje. La historia de Jesús es una alegoría, sin embargo es más cierta que cualquier cosa conocida por el hombre, pues la sabiduría del hombre es necedad a los ojos de Dios, que escribió la historia.
En 1929, a la edad de 24, yo estuve en la presencia del Señor resucitado, y cuando Él me hizo una simple pregunta yo respondí en palabras de Pablo: “Fe, esperanza, y amor, estas tres, pero la mayor de ellas es el amor.” Cuando regresé a este mundo tengo que confesar que me pregunté por qué había usado las palabras de Pablo en lugar de las de uno de los evangelistas. No estoy diciendo que lo que está recogido en los cuatro evangelios no es verdad. Todo es cierto, pero las experiencias recogidas ahí fueron construidas a partir de este evangelio original, y cualquier enseñanza contraria a él es una mentira. No hay un Jesucristo histórico. Nunca hubo uno y nunca lo habrá.
Pablo estaba buscando al Mesías por venir desde el exterior, y cuando vino desde dentro, Pablo fue lo suficientemente honesto como para recoger lo que le sucedió, y por eso él fue condenado por el Sanedrín, sus propios hermanos terrenales. Lo encarcelaron, lo encadenaron, y quisieron su muerte porque él se atrevió a presentar una traducción de las profecías de Dios que difería de lo que ellos esperaban.
Ellos querían un Mesías externo, pero Cristo no viene de esa manera. Él despierta desde dentro, pues es Él el que está interpretando todos las papeles. Así la Palabra, después de haber sido recibida por el hombre, ¡despierta para descubrirse a sí misma! Ha sido él todo el tiempo, y cuando regresa de su paso por las sombras a la comunidad celestial, todos sus hermanos reyes estarán esperándolo. Al llegar allí, él contribuirá a la sabiduría, el poder y la gloria de Dios, ¡pues todos regresan con su regalo!
Lee las trece cartas de Pablo cuidadosamente y te darás cuenta de que el sistema de la fe cristiana fue plenamente madurado antes de que Mateo, Marcos, Lucas y Juan llegaran a existir. Pablo llama a su sistema el Evangelio de Dios, el mensaje de salvación.
Después de haber cumplido las Escrituras, yo sé que todo lo dicho ahí no es histórico y sin embargo es verdad. Se cuenta una historia de la alimentación de los cinco mil. Llamándose a sí mismo el pan de vida que descendió del cielo y referido como el gran pez, él nos dice a todos que tenemos que comer su cuerpo y beber su sangre, de modo que en esta historia los cinco mil son alimentados espiritualmente. Esta es mi experiencia de esa historia.
En el año 1946 yo estaba navegando por el Caribe hacia Mobile, Alabama, cuando súbitamente fui levantado a las alturas en un movimiento en espiral. Mientras me elevaba, un coro celestial comenzó a cantar una y otra vez: “Neville ha resucitado”, y me sentí como si hubiera estado encerrado en un conflicto con la muerte y yo fuera su vencedor. Vestido con un cuerpo de fuego, yo era un ser ardiente morando en un cuerpo de aire. Ante mis ojos podía ver un mar infinito de imperfección humana y yo sabía que me estaban esperando. Sabiendo que si yo fuese levantado a un estado de perfección, levantaría a todos los hombres conmigo, me deslizaba por ellos completamente tranquilo y despreocupado. Y mientras lo hacía, todas y cada una de las personas fueron hechas perfectas, mientras los miembros perdidos de sus cuerpos aparecían de la nada y se remodelaban en los cuerpos. Durante todo este tiempo el coro celestial me acompañó, cantando: “Neville ha resucitado.” Cuando todo el mundo fue hecho perfecto el coro se regocijó: “Está consumado”, y entonces – por primera vez desde que salí de la eternidad – yo conocí la etapa restringida de estar aquí, pues en ese momento me sentí descender y condensarme una vez más en la camisa de fuerza de este cuerpo en la litera de un barco de carga entrando a Mobile, Alabama.
En esa vívida experiencia yo alimenté a los miles – no con un poco de pan, sino conmigo mismo. Habiendo conquistado la muerte, yo era perfecto como mi Padre en los cielos es perfecto, y les alimenté con lo que ellos querían. El que quería el ojo lo obtuvo, el que quería ese brazo obtuvo el brazo. Lo que ellos querían lo tuvieron en su plenitud, y cuando todo el mundo fue hecho perfecto el coro se regocijó: “Está consumado”, y yo fui cristalizado en esta simple cosa llamada Neville, donde he permanecido desde 1946. Ahora yo sé lo que me está reservado cuando rompa las ataduras de esta camisa de fuerza y regrese a la comunidad celestial, lo mismo que sé que mis hermanos están esperando mi regreso de este viaje por la oscuridad a la luz.
Ahora, entremos en el silencio.