Capítulo 9 – Tu voluntad sea hecha

“No se haga mi voluntad, sino la tuya.” Esta renuncia no es una de fatalismo ciego, sino que es la realización iluminada de que: “Yo por mi propia voluntad no puedo hacer nada, el Padre que está dentro de mí hace las obras”. Cuando el hombre usa su propia voluntad, él intenta hacer aparecer a algo en el tiempo y espacio que él sabe que no existe. Él declara conscientemente: “Yo no poseo las capacidades para expresarlo ahora, pero yo adquiriré estas capacidades con el tiempo.” En pocas palabras, él declara: YO NO SOY, pero yo seré.

El hombre no se da cuenta que la consciencia es el Padre que hace las obras, así que intenta expresar aquello que él no es consciente de ser. Tales esfuerzos están condenados a decepcionarlo, porque solo el presente se expresa a sí mismo. A menos que Yo esté consciente de Ser aquello que busco, yo no lo encontraré. Dios (Tu Conciencia) es la sustancia y la plenitud, todo el contenido. La voluntad de Dios es el reconocimiento de aquello que ya ES, no de aquello que será. En vez de ver esta afirmación como “Tu voluntad sea hecha”, debes verla como: “Tu voluntad es hecha” (ya está hecha). Las obras están terminadas. El principio por el cual todas las cosas se hacen visibles es eterno. “Cosas que el ojo no vio, ni el oído oyó, Ni han subido al corazón del hombre, Son las que Dios ha preparado para los que aman La Ley”.

Cuando un escultor observa a un pedazo de mármol sin forma, él ve enterrado dentro de este objeto sin forma, su obra de arte terminada. Así que el escultor en vez de hacer a su obra maestra, él meramente la revela al remover la parte del mármol que esconde su concepción.

Lo mismo se aplica para ti. En tu Conciencia sin forma – YO SOY- se encuentra escondido todo lo que tú podrías alguna vez concebirte ser. El reconocimiento de esta verdad, te transformará de ser aquel trabajador sin talento que intenta hacer que funcione, a un artista grandioso que reconoce que ya lo es.

Tu afirmación de que ya eres aquello que quieres ser, removerá el velo de la oscuridad humana que dice “yo seré”, y revelará tu perfecta afirmación: YO SOY eso.

La voluntad de Dios fue expresada en las palabras de la viuda: “Todo está bien”. La voluntad del hombre hubiese sido: “Todo estará bien”. Declarar que yo estaré bien es lo mismo que decir: “YO Estoy enfermo”. Dios, el Eterno Ahora, no es engañado por palabras o vanas repeticiones. Dios continuamente personifica aquello que ES (tiempo presente).

Por eso la renuncia de Jesús (quien se igualó a sí mismo con Dios) fue cambiar del reconocimiento de falta (lo que el futuro indica con decir: “yo seré”), al reconocimiento de provisiones, al afirmar “YO SOY eso”.

Ahora verás la sabiduría en las palabras del profeta cuando declaró: “Que el débil diga: YO SOY fuerte”. El hombre en su ceguera no le hace caso al consejo del profeta, así que él continúa declarándose débil, pobre, desdichado y todas las otras expresiones indeseables de las cuales se está tratando de liberar, al declarar con ignorancia que él será libre de ellas.

Existe solo una puerta a través de la cual aquello que buscas puede entrar a tu mundo. Cuando tú dices YO SOY, te estás declarando SER, en primera persona, tiempo presente. Así que digo otra vez: saber que YO SOY, es estar consciente de SER; la Conciencia es la única puerta. Por lo tanto, a menos que seas consciente de SER (ya, ahora) aquello que tu buscas, tu buscarás en vano. Si juzgas según las apariencias, continuarás siendo esclavizado por la evidencia de tus sentidos. Para romper este hechizo hipnótico de los sentidos, se te dijo: “Ve a tu interior, y cierra la puerta”.

La puerta de los sentidos debe ser completamente cerrada antes de que tu nueva afirmación pueda ser honrada. Esto de cerrar la puerta de los sentidos no es difícil como parece serlo al principio. Se hace sin esfuerzo alguno. Es imposible servir a dos amos al mismo tiempo. El amo al cual el hombre sirve, es aquello de lo que es consciente de SER. Yo soy Señor y Amo de aquello que soy consciente de ser.

No es un esfuerzo para mi conjurar a la pobreza, si YO Soy consciente de ser pobre. Mi sirviente, la pobreza, está obligado a seguirme (la Conciencia de Pobreza) mientras que YO SOY (el Señor) consciente de ser pobre. En vez de pelear contra la evidencia de los sentidos, simplemente afirma que ya eres aquello que deseas ser. Cuando tu atención es colocada en esta afirmación, la puerta de los sentidos automáticamente se cierra, dejando fuera a tu amo anterior – aquello que eras consciente de Ser. A medida que te pierdes en el sentimiento de SER esto que ahora tú afirmas que es verdad de ti mismo, las puertas se abren una vez más (pero como habrás descubierto, solo permiten entrar al presente YO SOY que ahora soy consciente de ser) y observarás que tu mundo está expresando aquello que ahora eres consciente de ser.

Por lo tanto, sigamos el ejemplo de Jesús quien, él como hombre, no podía hacer nada para cambiar su imagen presente de falta, pero cerró la puerta de sus sentidos y fue a su Padre, para quien Todas las cosas son posibles. Habiendo negado la evidencia de sus sentidos, él afirmó para sí mismo ser aquello que hace un momento atrás sus sentidos le dijeron que no era. Sabiendo que la Conciencia expresa su semejanza en la tierra, él permaneció en su Conciencia afirmada, hasta que las puertas (sus sentidos) se abrieron y confirmaron la Soberanía del Señor. Recuerda, YO SOY es Señor de Todo. Nunca más utilices la voluntad del hombre que clama: Yo seré. Ríndete al igual que Jesús, y afirma: YO SOY eso.