La circuncisión es la operación que remueve el velo que esconde la cabeza de la creación. El acto físico no tiene nada que ver con el actor espiritual.
El mundo entero puede ser completamente circuncidado y aún así permanecer impuro, con líderes ciegos guiando a los ciegos. Al circuncidado espiritualmente se le ha removido el velo de oscuridad, y se reconoce a sí mismo como Cristo, la luz del Mundo.
Permíteme ahora hacerte una operación espiritual a ti, el lector. Este acto es efectuado a los ocho días del nacimiento. Ocho, porque ocho es la figura que no tiene ni principio ni final. De hecho, los antiguos simbolizaban al número ocho como un envoltorio o velo, dentro y detrás del cual yace enterrado el misterio de la creación. Por lo tanto, el secreto de la operación en el día ocho es acorde a la naturaleza del acto, y dicho acto es revelar la cabeza eterna de la creación; aquel incambiable algo, en el cual todas las cosas comienzan y terminan, y permanece siendo ese eterno ser, cuando todas las cosas dejen de existir.
Este misterioso algo es tu conciencia de ser. En este momento tú estás consciente de ser, pero eres consciente de ser alguien. Este alguien es el velo que esconde el Ser que tú realmente eres. Primero tú eres consciente de ser, luego eres consciente de ser el hombre. Luego de que el velo del hombre se coloca sobre tu ser sin rostro, tú te haces consciente de ser un miembro de cierta raza, nación, credo, etc. El velo a ser levantado en la circuncisión espiritual es el velo del hombre, pero antes de que eso pueda hacerse, tú debes cortar y soltar todas las adhesiones de raza, nación, familia y todo lo demás.
“En Cristo no hay ni Griego ni Judío, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer”. Debes dejar a tu padre, madre, hermano y seguirme a mí. Para lograr esto, debes dejar de identificarte a ti mismo con estas divisiones, al ser indiferente a dichas declaraciones. La indiferencia es el cuchillo que corta. El Sentimiento, la Sensación es la atadura que une. Cuando puedes mirar al hombre (la Humanidad) como una gran hermandad sin distinción de raza, credo o color, entonces sabrás que tú has cortado estas adhesiones. Con estas ataduras cortadas, todo lo que te separa ahora de tu verdadero ser es tu creencia de que tú eres el hombre.
Para remover este último velo, tú debes dejar tu concepto de ti mismo como el hombre, al conocerte a ti mismo con tan solo ser. En vez de tener la conciencia de YO-SOY el Hombre, deja que tan solo sea YO-SOY-Sin Cara, Conciencia sin Forma. Luego, sin el velo y despierto, tu declararás y sabrás que YO-SOY es Dios y fuera de mí, esta Conciencia, no hay otro Dios. Este misterio es contado en la biblia en la historia de Jesús lavando los pies a sus discípulos. Fue escrito que Jesús se quitó sus vestiduras y se ató una toalla en la cintura. Luego, después de haber lavado los pies de sus discípulos, él los secó con la toalla con la cual estaba envuelto. Pedro protestó, y se le dijo que a menos que sus pies sean lavados, él no tendrá parte con Jesús. Pedro respondió: “Señor, no sólo mis pies, sino también mis manos y cabeza”. Jesús respondió diciendo, “El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, pues ya todo su cuerpo está limpio.”
El sentido común le diría al lector que un hombre no está todo limpio solo porque sus pies son lavados. Así que debería descartar esta historia, o buscar su sentido secreto. Cada historia de la biblia es un drama psicológico tomando lugar en la conciencia del hombre, y esta no es una excepción. Esto de lavar los pies a sus discípulos es la historia mística de la circuncisión espiritual, o la revelación de los secretos del Señor.
Jesús es llamado el Señor. A ti se te dijo que el nombre del Señor es Yo-SOY (en francés: Je-Suis). Yo soy el Señor, ese es mi nombre. Jesús se envuelve con una toalla en la cintura, por lo tanto sus secretos están ocultos. Jesús o Señor simbolizan tu consciencia de ser, cuyos secretos están escondidos por una toalla (la conciencia del hombre). El pie simboliza el entendimiento (“Sigue sus pisadas” – entendimiento; el cual debe ser lavado por el Señor – La Conciencia, de todas las creencias humanas o conceptos de sí misma. Cuando la toalla es removida para secar los pies, los secretos del Señor son revelados.
En pocas palabras, el remover las creencias de que tú eres el hombre, revela tu conciencia como la cabeza de la creación. El hombre es el prepucio que esconde la cabeza de la creación. YO SOY el Señor, escondido bajo el velo del hombre.