Antes de que puedas entrar a esa paz que sobrepasa todo entendimiento, primero deberás morir a todas las ilusiones que ahora te esclavizan, las ilusiones de divisiones.
Si tú te identificas con la raza, con sistemas de creencias, o color, y escuchas que aquello con lo que te identificas es criticado o condenado, tú serás automáticamente herido por tales críticas. Cada apego es una barra más en tu prisión auto-creada. Tu único escape yace en el desapego. Tú debes dejar todo, y seguirme a mí. En Cristo no hay ni Griego ni Judío, ni esclavo ni libre.
Tus apegos actuales están arraigados en ti por tu presente concepto de ti mismo. Tu concepto de ti mismo es la vara medidora por la cual tú mides al mundo.
Todas las cosas son juzgadas en relación con tu presente concepto de ti mismo. Cada concepto de sí mismo de cada hombre es una nota vibrante en la Sinfonía Cósmica, y cada nota automáticamente determina el valor de todas las notas en relación a sí misma.
Cambia tu concepto de ti mismo. Reevalúate a ti mismo y cambiarás automáticamente a tu mundo. El hombre siempre juega el juego ya perdido al intentar cambiar a su mundo, mientras él permanece con sus presentes valores o conceptos de sí mismo.
Jesús descubrió esta ley. Así que en vez de cambiar a los hombres, él se cambió a sí mismo. Él dijo, “Y ahora por ellos yo me santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad.”. Él descubrió que él mismo era la verdad de todo lo que él veía ser en su mundo.
La Verdad es la espada que mata a todo excepto a sí misma, y el YO SOY (tu Conciencia) es la verdad. Por lo tanto, identificarse con cualquier otra cosa que no sea el Ser, es ser esclavizado, o limitado por aquello con lo cual tú te has identificado.
Tú eternamente materializas aquello de lo que eres consciente de ser, así que tú estás por siempre moviéndote en un mundo que es la perfecta personificación de aquello que tú sabes que eres.
“Para los puros, todas las cosas son puras”. Esto es un gran obstáculo para aquellos que están constantemente condenando al mundo. “Por lo tanto, no hay condenación para aquellos que están en Cristo Jesús”.
Fue escrito que las multitudes abandonaron a Jesús cuando él reveló cómo funciona la ley, con estas palabras: “Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre”. Y, “Yo y mi Padre somos Uno”. Ellos no podían creer que ellos eran la causa de todo lo que veían que existía en su mundo. Aún luego de miles de años, es la gran piedra de tropiezo para todos aquellos que ven al mundo como algo que hay que cambiar desde lo externo.
Tú y tu concepto de ti mismo son uno. Tu concepto de ti mismo es la imagen que tú has hecho de tu Padre. Esta imagen moldea a tu mundo a tu semejanza, ya sea buena, mala o indiferente. Tu Padre es tu Conciencia que te limita a ti en aquello que tú eres consciente de Ser. Si vas a cambiar a tu mundo, debes hacerlo en la verdad, al saber que tú eres todo lo que ves que el mundo es. Tú no eres lo que eres por culpa de algo en el mundo, por el contrario, el mundo es lo que es a causa de quién eres tú; siendo el QUÉ, la medida o valor que tú te has puesto a ti mismo. En pocas palabras, tu concepto de ti mismo es el molde que el que Concibe (tu verdadero Ser) utiliza para poblar a tu mundo. Comienza a transformar al mundo al afirmar que tú ya eres aquello que tú deseas ver expresado en el mundo. Sigue el ejemplo de Jesús, quien se hizo uno con Dios, y no lo consideró como algo extraño ni como un robo hacer las obras de Dios.
La Libertad no se gana por el sudor de la frente. Deja de luchar con el mundo, es tan solo un reflector. Jacob fue libre solo cuando él soltó aquello con lo que luchaba. De la misma manera, tú serás libre solo mientras sigas su ejemplo y sueltes a tu problema al no identificarte a ti mismo con él. Porque aquello que está unido en el Cielo (La Conciencia) está unido en la tierra y aquello que es soltado en el Cielo, es soltado en la tierra. “Y conocerán la Verdad, y la Verdad los hará libres”. “Yo soy la Verdad”. Así que, en realidad, conocerte a ti mismo, lo condicionado, es ser libre de aquello que en tu ceguera tú creías que eras. Deja a todo, y tan sólo Se YO.